martes, 23 de febrero de 2010

La estupidez


En un brillante ensayo, el historiador Carlo Cipolla clasificó a las personas en inteligentes, bondadosas, malvadas y estúpidas. Según él, las personas estúpidas son las que ocasionan daño a los demás sin conseguir un beneficio para sí mismos y, a veces, incluso causándose perjuicios. En el mismo ensayo también establece las leyes de la estupidez humana, entre las que se encuentran las siguientes: a) siempre subestimamos el número de estúpidos y b) la distribución de estúpidos es uniforme e independiente del nivel educativo, económico, etc.

Yo he visto estos días pasados la estupidez entre miembros de mi partido político: unos pocos afiliados prefirieron dañar la imagen del partido, con una pancarta pública falaz, aun sabiendo que su comportamiento les conllevaría la probable expulsión del partido.

domingo, 7 de febrero de 2010

ABC Del plan E (perdón)


Creo que la idea subyacente al Plan E es correcta, que el Estado puede amortiguar el impacto de la crisis económica y del paro que conlleva generando unos miles de puestos de trabajo y contratando a unos cientos de empresas. Lo malo de la crisis española es que el trabajo generado de este modo es inferior al diez por ciento del trabajo destruido en el sector privado, millones de empleos, por lo que la amortiguación es muy poca. Pero, algo es algo.

¿De dónde saca el Estado el dinero para contratar a los trabajadores del Plan E? Pues pidiéndolo prestado a entidades financieras (nacionales, extranjeras o transnacionales, da igual en la economía globalizada actual) y recaudando impuestos de las personas (físicas y jurídicas). Y, como consecuencia, endeudándose, porque sólo con los impuestos no es suficiente.

El endeudamiento no es malo si no es excesivo. Permite a una familia, por ejemplo, comprar y disfrutar de una vivienda ahora y pagarla con los ingresos futuros, aunque cuanto más futuro sea el pago del préstamo más intereses hay que pagar. ¿Donde está el límite del endeudamiento familiar? Pues en lo que quiera prestarnos el banco o caja de turno, para lo cual estas entidades financieras miran por sus propios intereses. Lo natural es que pusieran el límite en sus estimaciones de lo que la familia puede pagar mensualmente. [No fue así en los últimos años de burbuja inmobiliaria, lo que ocasionó la crisis financiera que en España se transformó en crisis económica.]

De forma parecida sucede con los Estados cuando se trata de los préstamos: hay que devolverlos, hay que pagar intereses y hay un límite de crédito. El límite lo establecería lo que puede pagar un Estado, pero este límite es indeterminado. Sin embargo, los mercados internacionales suelen dar avisos de cuánto es el máximo y estos avisos ya le están llegando a España.

Con los impuestos también hay límites máximos (recaudar toda la riqueza superflua de los ciudadanos); aunque, sin llegar a ellos, las decisiones políticas los establecen mucho antes,  pues el dinero que recibe el Estado es dinero que las personas ya no pueden invertir. Creo, junto a muchas otras personas, que las personas son mucho más inteligentes en sus inversiones que los Estados y por eso pienso que subir los impuestos no es una buena idea.

Con el dinero así obtenido por el Estado (mucho dinero), ¿qué se puede hacer para amotiguar la crisis? El Gobierno español inventó el Plan E y trasladó esta decisión a los Ayuntamientos, más cercanos a los ciudadanos y mejores conocedores de sus problemas, pero con la limitación de que se empleara en obras públicas. Quizá hubiera sido mejor que se hubieran dado instrucciones más precisas, puesto que ciudades que yo conozco, en la Región de Murcia, los Ayuntamientos han gastado más que invertido.

Tanto en Murcia como en Cartagena he visto dedicar el dinero a arreglar aceras y a hacer pequeños parques. Maravilloso, cuanto más bonita sea una ciudad, mejor. Pero lo que suele hacer una familia (siempre las personas más inteligentes que el Estado) es dejar los arreglos estéticos de la casa para cuando hay excedentes o, al menos, no hacerlos cuando hay escasez. ¿Por qué en vez de arreglar las aceras, que es como abrir y cerrar zanjas, no se han hecho carriles urbanos para bicicletas, por ejemplo? Los carriles-bici no son gasto, sino fundamentalmente inversión para el futuro: por el ahorro energético, por la reducción de contaminantes y por la mejora de la salud de los ciudadanos. Y si no son carriles para bicicletas, que imaginen soluciones, que para eso tienen asesores a troche y moche, pero que no gasten por gastar.

No puedo terminar sin referirme al gran despropósito del Plan E y de todos los planes de nuestros Gobiernos, sean del color político que sean: los carteles publicitarios para anunciar las obras. Dilapidan alegremente el dinero porque no es suyo, pero se anuncian a bombo y platillo como si saliera de sus bolsillos por su grandísima generosidad.

Creo que es muy fácil hacerlo mejor; así que UPyD tiene un enorme camino despejado por delante.