jueves, 31 de diciembre de 2009

Más partitocracia: la disciplina de voto


Leí ayer que Cospedal, secretaria general del PP, presumía de que los diputados de su partido votarían con unanimidad en Las Cortes sobre el muevo estatuto de Castilla-La Mancha. Ya veremos si los representantes de Murcia cumplen su velada amenaza de revelarse y rebelarse.
Es normal ver en los plenos del Congreso de los Diputados en los que se votan muchas cosas que en alguna de las primeras filas un miembro de cada partido levanta la mano señalando con los dedos la opción que deben votar 'sus señorías'. Hasta tal punto cumplen la consigna que siempre son noticia los casos en los que por error o confusión, algún diputado no sigue las instrucciones.
Esto viene de antiguo. Recuerdo la frase, creo que de Alfonso Guerra (el Cospedal del PSOE en los 80), que decía "el que se mueva no sale en la foto" refiriéndose a la férrea disciplina imprescindible para ser un cargo público. De aquella época fue la "pillada" de un diputado votando en su escaño y en el de al lado, acto que justificó diciendo algo del tipo a que su compañero le había pedido que votara por él lo que había que votar.
Si la democracia parlamentaria funciona así en España podríamos ahorrarnos muchos políticos de modo que a los distintos parlamentos, nacionales y autonómicos, solamente asistiera el diputado que señala el sentido del voto con la mano y que el recuento se hiciera asignando a cada uno el número de votos que le corresponden en función de los resultados electorales.
¿Donde está la dignidad de nuestros parlamentarios? Entiendo que todos los afiliados a un partido y, entre ellos, sus cargos públicos piensen lo mismo sobre los puntos básicos que definen al partido, pero es imposible sin impostura que piensen lo mismo en todo, pues todo no está incluido en la definición de cada partido.
¿A quién debe obediencia un representante político: a su partido, a sus votantes o a sí mismo? En una democracia parlamentaria hay que poner las condiciones para que se pueda escoger siempre la tercera respuesta, pues los representantes no son autómatas y ni siquiera deben ser portavoces.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

La regeneración de la política

En el último barómetro social que he leído encuentro que los ciudadanos han colocado en el sexto lugar de sus preocupaciones la política y los políticos, cuando hace poco tiempo parece que era la preocupación decimosexta. Cuando la gente comenta que todos los políticos son iguales (queriendo decir igualmente malos y corruptos) y tú les dices que UPyD es distinto, que está compuesto por afiliados ilusionados en mejorar las cosas, que no son profesionales, que tienen más ocupaciones que la política, que somos honestos, etc., te contestan que no estamos corrompidos porque no hemos tenido ocasión, pero que en cuanto la tengamos seremos como los demás. Bueno, pues por si tienen razón, en mi partido hemos puesto condiciones para ocupar un cargo público con el fin de minimizar esa terrible naturaleza humana tan ambiciosa y así queda reflejado en esta noticia y en esta otra.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Queremos cambiar la ley electoral autonómica

A la petición de UPyD de cambiar la ley electoral autonómica van los del periódico LORCA DIGITAL y titulan: "UPyD pretende una Ley Electoral a su medida eliminando la circunscripción del Guadalentín"

¡Vaya titular! Tiene que ver con el resto de la noticia por los pelos.

Parece claro que lo que pretende UPyD es hacer justicia con los ciudadanos de toda la Región de Murcia, vivan donde vivan. Con la ley electoral actual, en las últimas elecciones autonómicas un escaño en Yecla y Jumilla costó 6944 votos, uno en el Guadalentín 11107 votos y uno en la comarca de Murcia 15732 votos (en Cartagena, 10843 y en el Noroeste, 11425).

No es justo que en Murcia tengan que votar más del doble de personas a un partido que en el Altiplano para obtener un representante en la Asamblea Regional.

¿O es que todavía cree el redactor del titular que los sujetos de derechos son los territorios y no las personas?

martes, 11 de agosto de 2009

Terrorismo: relativismo e inmoralidad

La moral es el conjunto de comportamientos y de usos sociales que nos distinguen como buenas o malas personas.

Algunos tipos de comportamientos pueden ser buenos o malos (o indiferentes) según las costumbres de cada sociedad, lo que hace que para ellos se hable de relativismo moral (una moral relacionada con cada grupo social). Pero no cabe duda (y sobre todo en las democracias que aceptan la Declaración Internacional de los Derechos Humanos) que hay compartamientos que no admiten el relativismo y que son absolutamente buenos o malos (o indiferentes).

Si se aplica el relativismo moral a estos comportamientos esenciales se cae en la inmoralidad. Es el caso del asesinato, pero también de la la ablación de clítoris o del matrimonio pactado de menores.

Pues bien, la lucha contra el terrorismo es una lucha policial. Sin embargo, también es una lucha social en la que hay que estar atentos y denunciar los relativismos morales muy presentes aún en el mundo vasco "moderado" y en la "progresía" española en general.

Así, sólo una semana después del asesinato de los dos guardias civiles en Mallorca, el diario El País publicó en su última página una amable entrevista a los actores del programa de la ETV "Vaya semanita" en la que, entre otras sandeces "apolíticas" (relativistas), dice que "El programa incluso presume de poder invitar tanto a Fernando Savater como a Arnaldo Otegi" y el entrevistador Karim Asry se queda tan pancho.

Los ciudadanos debemos luchar contra esta inmoralidad que pone en el mismo nivel al defensor del asesinado y al defensor del asesino. ¿Cómo trataría el diario El País a un programa que presumiera de invitar a promotores de la violación sexual o el maltrato genérico?

miércoles, 29 de julio de 2009

La separación de poderes

La democracia moderna, aparecida en la Ilustración, se basa, además de en el sufragio universal, en la separación de los tres poderes del Estado: el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial

La separación significa que estas tareas deben estar en manos diferentes. Para conseguirlo, en algunos países democráticos, caso de EEUU, se eligen los representantes de cada poder en elecciones separadas, pero en la mayoría no se llega a ese extremo.

En el caso de España, las elecciones generales se hacen para los representantes del poder legislativo. Estos representantes de la "voluntad popular" eligen a los dirigentes de los otros dos poderes.

Sin embargo, este sistema no funciona correctamente en el caso de la partitocracia, pues la separación de los tres poderes no es efectiva al estar todos a las órdenes de la burocracia del partido dominante en cada momento. Es por ello imprescindible acabar con la partitocracia tanto desde fuera de los propios partidos políticos, teniendo leyes electorales que la eviten, como desde dentro, creando partidos como UPyD más democráticos y transparentes.

domingo, 19 de julio de 2009

¿Qué hay que entender por democracia?

La democracia es una forma de elegir los cargos públicos de un Estado. Nada más y nada menos.

La democracia se basa en el principio de que cada persona mayor de edad es elegible y electora y es un voto, independientemente de su status social, de su sabiduría o de su riqueza. Ello es así, porque se supone que los deseos de todas las personas son igualmente válidos y no se pueden dividir en mejores y peores ( aunque sí se pueda hacer con sus conocimientos, sus capacidades o sus aptitudes).

Lo que ya no es necesariamente democracia es que se vote para elegir al gerente de una empresa, al director de un colegio, a un campeón de atletismo o al piloto de un avión. Pero tampoco es antidemocrático hacerlo, aunque sí absurdo en muchos casos.

En ámbitos externos a la política se utiliza la elección por votación en muchos casos, al margen del régimen político. Siempre hubo votaciones, pero solo desde hace pocas decenas de años hay países democráticos.

lunes, 13 de julio de 2009

Por algún sitio hay que empezar

No tengo aptitudes literarias, pero sí tengo intereses políticos, por lo que espero que me salgan más políticas que estilísticas las entradas de este blog. Y aunque me veo con ganas de escribir regularmente, ya veremos cuánto me dura.

En esta primera entrada del blog contaré algunas cosas que no me gustan de la política:

-No me gusta que en nombre de la democracia se extienda la elección por votación a otros ámbitos organizativos al margen de la elección de cargos públicos.

-No me gusta que se hable de territorios, naciones o patrias como sujetos de derechos.

-No me gusta la palabra identidad, pues nadie es idéntico a nadie.

-No me gusta el acceso libre a cargos públicos de personas que no tienen previamente otro oficio.

-No me gustan los trepas, que se quedan con las medallas para ellos pero reparten entre todos las críticas.

-No me gusta el afán del Estado de controlar y organizar mi vida.